viernes, 12 de agosto de 2016

Cine comercial, adulto y clásicos


Hace unos días nos despertábamos con una inesperada noticia: al parecer David Fincher estaba en negociaciones para dirigir “Guerra Mundial Z 2” (de la cual, recordemos, se desvinculó J.A. Bayona para unirse a “Jurassic World 2”). Eso, al menos, decía Variety. Hoy nos despertamos con el nuevo tráiler de “Rogue One”, el spin off del universo Star Wars que llegará en diciembre. Y que, digámoslo ya, luce fantástico.


Todo este hype de noticias y tráilers emociona y pone en marcha la maquinaria de marketing de una película para que, cuando se estrene, nos abalancemos el primer fin de semana sobre las taquillas y se puedan rentabilizar las costosas producciones de la fábrica de sueños de Hollywood. Me parece bien.


Lo que ya no me gusta tanto es que el cine adulto haya sido prácticamente extinguido de las salas comerciales. Hace unos días volví a ver “Marathon Man”, un magnífico thriller de John Schlesinger, guión de William Goldman y un repartazo que incluye a Dustin Hoffman, Laurence Olivier, Roy Scheider y William Devane. Extraordinaria película. A varios niveles. Y, como decía, además de ser un entretenimiento de primer orden, es cine que abarca mucho más, desde la propia producción, que busca una verosimilitud y realismo que se echa de menos en el cine de hoy.


Y esto me lleva a lo que comentaba al principio: no es malo que se estrenen películas comerciales (algunas magníficas, por cierto), lo malo es la falta de equilibrio entre las diversas formas que adopta el séptimo arte en las salas de cine. Es cierto que esta carencia en la gran pantalla se ha sustituido hoy en día por la televisión de calidad (ahí están “The Wire”, “Los Soprano”, “A dos metros bajo tierra” o “Breaking bad”, por citar sólo cuatro), donde se puede ver cine comprometido, con varias lecturas y, por supuesto, adulto, sin que nos movamos de casa.



Pero el cine es otra cosa. El cine es compartir con una audiencia un largometraje en una gran sala. Hoy es difícil, por no decir imposible, que eso suceda con los clásicos (algunos festivales logran la hazaña, no lo olvidemos). Pero, al menos, tenemos facilidad para recuperarlos y disfrutarlos en casa. Eso podemos hacer, por ejemplo, con “La mujer del cuadro”, obra maestra de Fritz Lang de la cual escribo en la revista Solo Novela Negra, dentro de la sección NOIR en 35mm.

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