lunes, 31 de diciembre de 2012

MONSTRUOS, una cena terrorífica



El Conde Drácula ha convocado a humanos y monstruos para una gran cena que se celebra en su Mansión. De esta manera, acudirán viejos amigos, como La Momia o La Chica Gélida… pero también habrá espacio para una visita inesperada a cargo de La Viuda Negra. Además, se prepara un gran conjuro que habrá de cambiar la vida de todos… si bien ese conjuro va a ser preparado por una Bruja Novata, con lo cual las consecuencias serán impredecibles. Por suerte, ahí estará la señora Hendriks, la estirada mujer de parche en el ojo, para poner orden en una cena terrorífica, todo con mucho humor y buena música en un espectáculo infantil que disfrutarán todos los públicos.


Próximas funciones: 2, 3 y 4 de enero de 2013. 18:00 h. Teatro TNT (Sevilla)







viernes, 16 de noviembre de 2012

Prólogo (ayudado por Bradbury y Springsteen)


 Ayer estuvimos participando en la presentación de un nuevo libro, la antología “Contando se entiende la gente”, una selección de relatos correspondientes al curso de Escritura Creativa de Arteaula 2011-2012, que me ha correspondido coordinar. Aquí dejo el prólogo que escribí durante el pasado verano y que ahora sirve para presentarlo.



PRÓLOGO

Si me pidiesen que nombrara los elementos más importantes del carácter de un autor, aquello que da forma a su material y lo impele hacia donde quiere ir, sólo podría advertirle que pusiera atención a su garra, que se fijara en su entusiasmo.

Ray BRADBURY
Zen en el arte de escribir



Contando se entiende la gente, desde luego, eso es innegable… pero también disfruta. No hay nada como escuchar una historia ocurrente y original en la barra de un bar, o que un amigo te narre algo anecdótico que a él le parece extraordinario, o quizá que un desconocido te transmita algo inusual que le ha sucedido. Las historias, en definitiva, nos enriquecen, nos hacen aprender, estimulan nuestro apetito por la ficción y avivan el fuego de nuestra a menudo oxidada imaginación, provocando que, en ocasiones, deseemos saltar de la posición de oyentes (o lectores) a intentar ser nosotros los que ideemos esas historias que llegarán a otros.
     En este volumen que ahora tiene en sus manos se abren ante usted las obras de una serie de autores que comparten su particular visión del mundo: relatos de diferente estilo y calado (como no podía ser de otra manera), con preocupaciones diversas, pero siempre con la sana intención de interesar al lector, de hacerle entender lo que se está contando en cada momento, y todo ello realizado con algo que es fundamental en esta o en cualquier otra actividad de la vida: dotando de pasión su trabajo como escritores, elaborando personajes atractivos e historias que enganchen, y utilizando cada uno su bagaje personal (no necesariamente autobiográfico) para enriquecer estas tramas de ficción que sólo ellos pueden contar.
     Por otro lado, al enfrentarse a las técnicas y los mecanismos útiles para construir esta madeja de historias, uno puede moverse entre manuales más o menos interesantes, clásicos imperecederos o consejos de autores consagrados. Asumiendo que el ideal es una combinación equilibrada de estas tres fuentes, siempre he preferido inclinarme por la última opción. Quizá porque sabes que no son dogmas de fe, que probablemente lo que les funcionó a ellos puede no funcionarle a uno… pero también que sí podría hacerlo. Si además se ha disfrutado con la obra de alguno de estos escritores todo parece formar una extraña pero atractiva combinación que te hace creer.
Y creer, como ya se sabe, es parte del camino.
     Uno de estos escritores es Ray Bradbury, inolvidable creador de clásicos como Fahrenheit 451, Crónicas Marcianas o El País de Octubre. El autor norteamericano hablaba siempre de la persistencia como uno de los factores determinantes a la hora de conseguir ser un escritor, y ello queda reflejado en alguno de los ensayos que escribió al respecto, donde se puede admirar el entusiasmo que pone cuando habla de la escritura, de sus autores favoritos, de cómo el acto de crear historias es capaz de hacernos llegar a mundos apasionantes. Y eso nos conduce a que la actividad de escribir lleva consigo adherida, inevitablemente, la actividad de leer… pero de leer con voracidad, con mirada crítica, siempre atento a comprender el espíritu de la obra, a detectar intenciones subyacentes, a percibir ese mecanismo mágico que nos hipnotiza y nos hace viajar sin necesidad de movernos de nuestro salón.
     Hace poco Ray Bradbury se despidió de nosotros para realizar el viaje más fantástico de su vida, y eso creo que nos dejó un poco tristes, no sólo a todos los que amamos la literatura, sino a los que amamos la pasión en la literatura. Pero levantemos el ánimo porque, como decía Bruce Springsteen en su reciente gira española (al tiempo que en las pantallas gigantes de los conciertos aparecían imágenes de Clarece Clemons, el saxofonista de la E-Street Band que falleció el año pasado): “Si nosotros estamos (haciendo referencia a la propia Banda y al público asistente), ellos están”.
     Así pues, con esta reconfortante visión de ese otro poeta de las letras y la música que es el ya legendario Boss, sabemos que mientras nosotros estemos aquí, Bradbury y todos los grandes escritores del pasado también estarán. Ellos viven en nosotros y eso nos hace mejores. Y con ellos, y con esta nueva hornada de creadores que surgen, le invito ahora a sumergirse en Contando se entiende la gente, un libro con historias diferentes, de unos autores que sienten la necesidad de comunicarse con el exterior, de ser leídos y demostrar que bajo las letras que forman sus obras subyace la energía de los que atesoran pasión por la ficción, el mejor mundo de todos los posibles.




©José Luis Ordóñez (texto), noviembre 2012






miércoles, 31 de octubre de 2012

PELÍCULAS para HALLOWEEN (VI)





En un día como hoy es siempre obligatorio recordar “Halloween”, la obra maestra de John Carpenter, una brillante película plagada de excelentes detalles, un magnífico uso del punto de vista y una sugerente y elegante forma de narrar. Y, siguiendo con el director de la mítica “1997: Rescate Nueva York”, vamos a ampliar el espectro y comentar brevemente varias obras del gran Carpenter, cerrando así nuestra miniserie sobre recomendaciones cinéfilas.



HALLOWEEN (1978). Ya hemos hablado varias veces en el blog de esta grandiosa obra. Recordar, una vez más, el genial prólogo, rodado en un plano secuencia que homenajea al que hizo Orson Welles en “Sed de mal”.



LA NIEBLA (1980). De nuevo con Jamie Lee Curtis, ya convertida en “reina del grito”, esta película contiene escenas realmente extraordinarias: el arranque en el que el viejo cuenta una historia de miedo alrededor del fuego, algunas que involucran a esa niebla siniestra que oculta algo terrorífico o ese final cortante… nunca mejor dicho.



LA COSA (1982). Una de las obras maestras indiscutibles del género: John Carpenter dirigiendo, Kurt Russell protagonizando y Ennio Morricone componiendo una banda sonora inolvidable, en una historia terrorífica de un puñado de hombres aislados en la nieve que se enfrenta a “un enigma de otro mundo”.



EN LA BOCA DEL MIEDO (1995). Una película que habitualmente suele pasar desapercibida en la obra de Carpenter y que, sin embargo, es una magnífica aproximación a la locura y a los mundos de H.P. Lovecraft, todo teñido de un barniz pesadillesco a lo que, sin duda, ayuda la inquietante interpretación de Sam Neill.



VAMPIROS (1998). Un western vampírico en el que el lado salvaje y canalla de Carpenter nos ofrece un combate chulesco y violento entre James Woods y los seres de los colmillos. Fantástica.




©José Luis Ordóñez (texto), octubre 2012


martes, 30 de octubre de 2012

PELÍCULAS para HALLOWEEN (V)




(continuamos con la miniserie...)



DRÁCULA (Terence Fisher, 1957)

Sin duda la adaptación más fiel a la inmortal obra de Bram Stoker, el “Drácula” construido por Jimmy Sangster y Terence Fisher respeta y potencia varios de los pilares sobre los que se sustenta la novela original, desde la aparición mínima del personaje que da título a la historia —aunque su presencia se mantenga flotando en el ambiente desde el inquietante principio al eléctrico final— hasta la personificación heroica de un Van Helsing que se erige en la principal fuerza luminosa en tiempos oscuros.



Con rasgos que serían marca de la productora Hammer en sucesivas películas, como esa ambientación característica, la violencia sangrienta o el erotismo sugerido a través de estimulantes vampiras, esta película se distancia claramente de las adaptaciones previas de la novela, apostando por un producto más explícito y salvaje. Aun así, es también justo destacar la capacidad de sugerir a partir de imágenes de gran belleza, como esa puerta abierta que da al exterior de la habitación, tal vez una pequeña terraza, que se recorta en la noche, y en la que tememos la aparición inminente del conde Drácula dispuesto a saciar su sed nocturna.



Pero, desde luego, esta adaptación es sobre todo recordada por las brillantes interpretaciones de Peter Cushing como Van Helsing y Christopher Lee como Drácula, en papeles que repetirían años después en diferentes secuelas (por separado los encontramos en las también magníficas “Las novias de Drácula” y “Drácula, príncipe de las tinieblas”), el bien y el mal en un enfrentamiento continuo que se extendería a otras sagas dentro de la misma productora Hammer.



Finalmente, resaltar la habilidad narrativa de Terence Fisher, probablemente uno de los más grandes directores de género, capaz de dar en la década de los 50 y 60 una visión renovada de los clásicos mitos terroríficos de la Universal de los años 30 y 40, consciente de la necesidad de adaptarlos a los nuevos tiempos pero sin traicionar sus orígenes. Con varias obras maestras en su filmografía, “Drácula" se mantiene no sólo como una de las grandes películas de la Hammer, sino como uno de los grandes títulos del terror, y, como ya se apuntaba al principio, la mejor adaptación de la novela de Bram Stoker.



TO BE CONTINUED…

©José Luis Ordóñez (texto), octubre 2012


domingo, 28 de octubre de 2012

PELÍCULAS para HALLOWEEN (IV)





Dentro de la miniserie planteada sobre películas para ver en Halloween, hemos tenido posibilidad de repasar hasta el momento aquellas que temáticamente se vinculan a casas con fantasmas, siendo los ejemplos planteados antagónicos pero, sin embargo, igualmente brillantes (“El resplandor” y “Al final de la escalera”); y también otras cuyo hilo temático se deriva de maldiciones que afectan a los protagonistas de las historias (“The ring”, versión japonesa).



THE DESCENT (Neil Marshall, 2004)



Abrimos hoy una nueva línea dentro del género de terror que sería la denominada survival movie, y aquí es justo destacar una de las más brillantes muestras que se han dado en los últimos años: “The descent”. Dirigida por el británico Neil Marshall, nos cuenta la historia de un grupo de mujeres que deciden un fin de semana dar rienda suelta a su pasión por la espeleología y explorar una recóndita cueva que no aparece en los mapas. No es difícil imaginar lo que a partir de aquí sucederá: lo que al principio son risas y alegría por la reunión de todas las amigas desembocará en un más que accidentado descenso a las profundidades de la tierra. Sin embargo, y aquí viene un elemento que sin duda eleva la historia sobre otras similares, la lucha del grupo de mujeres no se limitará a enfrentarse a traicioneras cuevas, estrechos túneles y rocas amenazadoras, sino que se verán obligadas a medir sus fuerzas con algo mucho más peligroso, inquietante y aterrador.



Es decir, “The descent” es una de esas películas donde cuando uno piensa que nada peor les puede suceder a las protagonistas… les sucede. Y eso, en este tipo de films, es absolutamente maravilloso, por cuanto sorprende audazmente al espectador y le arrastra hacia un nuevo tipo de historia que supera de manera inesperada sus expectativas.



Con un arranque salvaje, que ya marca a las claras el tipo de película que vamos a ver, y un final extrañamente poético y sobrecogedor, ésta es la segunda película de Marshall tras “Dog soldiers”, su incomprendida y brillante ópera prima (también una survival movie), que iba cargada de un humor sangriento y unos  hombres lobo recreados a la antigua usanza (sin el aséptico y distanciador CGI), encargados de hacer la vida imposible a un escuadrón militar perdido  en los bosques de Escocia.


TO BE CONTINUED...


  ©José Luis Ordóñez (texto), octubre 2012




sábado, 27 de octubre de 2012

PELÍCULAS para HALLOWEEN (III)



(continuamos con nuestra miniserie...)




THE RING (Hideo Nakata, 1998)

Usando con habilidad una trama de maldiciones y recursos propios del imaginario oriental de fantasmas, Hideo Nakata, sorprendió con esta magnífica película, narrada con un clasicismo sorprendente, carente de bruscos golpes de efecto, apoyando el peso del metraje en la solidez de su historia y en uno de los finales más escalofriantes que se han podido ver en los últimos años.



Muy superior a sus posteriores secuelas y, desde luego, al innecesario y mediocre remake norteamericano, “The ring” se eleva sobre toda la corriente de terror japonés para convertirse en una de esas películas que dejan huella, que sobrecogen, que demuestran su talento a la hora de planificar sus secuencias (como ejemplo, sólo comparar cómo rueda Nakata el momento final y más sobrecogedor de la historia, con la sutilidad de los maestros, provocando que esa secuencia quede irremediablemente sellada en la memoria, y cómo lo hace Gore Verbinski en la versión estadounidense, de manera vulgar y completamente olvidable).



Y si hablamos de maldiciones, es inevitable recordar la magnífica y casi olvidada “La noche del demonio” (Jacques Tourneur, 1957), una película que guarda un cierto parecido con la historia que se desarrolla en “The ring”, en la cual seguimos a un Dana Andrews investigando la extraña muerte de un profesor en medio de una historia de brujería y sectas satánicas. Existen, al menos, dos montajes de este filme, siendo preferible la versión que nos reserva la presencia del monstruo para la escena final, aunque la que se ha comercializado en DVD es la que ya nos lo muestra desde la escena de arranque, cuando se produce el asesinato que desencadena la historia.



Volviendo a la película de Hideo Nakata, hay que decir que ganó los premios a mejor película y mejor director en la edición de 1999 del Festival de Sitges, destapando así en nuestro país una súbita atracción por el cine de terror japonés, en general con obras de inferior calidad, aunque el propio Nakata volvería a deleitarnos años después con la también magnífica “Dark water” (Hideo Nakata, 2002).



TO BE CONTINUED…

©José Luis Ordóñez (texto), octubre 2012

viernes, 26 de octubre de 2012

PELÍCULAS para HALLOWEEN (II)




(continuamos con nuestra miniserie…)



AL FINAL DE LA ESCALERA (Peter Medak, 1980)

La vigencia de esta película se sostiene en tres pilares indiscutibles: la inteligente dosificación de la información que encontramos en el guión (ayudados aquí por un título en español más críptico y sugerente que el original), propia de una historia clásica de fantasmas como la que nos ocupa; la majestuosa dirección de Peter Medak, aquí en la obra más inspirada de su carrera; y en la sobriedad y humanidad que transmite George C. Scott, un actor extraordinariamente solvente tanto en el campo del drama como en el de la comedia, con una facilidad pasmosa para decir todo con una mirada o un gesto, ya sea de crispación o de empatía.



Por otro lado, siempre he pensado que “Al final de la escalera” tiene una de esas grandes escenas de arranque que te enganchan de manera fulminante para presenciar el resto de la película. Nos sobrecoge, sí, pero también nos hace caminar desde ese momento al lado del protagonista, siguiendo de manera fiel su sombra sin ningún tipo de fisuras. Emprendemos con el protagonista, pues, un viaje que, conforme va avanzando, se va haciendo más y más inquietante, para él y también para nosotros, que sentimos el miedo más cerca a medida que la verdad se va revelando (una verdad que, en cualquier caso, será difícil que sea más dura que la marcada por la escena del inicio). Así, esos golpes que retumban en la gran casa terminarán encontrando su macabra y reveladora explicación para George C. Scott, implicado en una historia que involucra elementos de carácter personal y que le conducirán a una verdad terrible que lleva demasiado tiempo oculta como para que su salida a la luz pública no deje de provocar un daño irremediable.



Que una película de este tipo cuente en su reparto con un actor clásico de la época dorada de Hollywood como Melvyn Douglas, que ha trabajado con directores como Lubitsch, Cukor o Wyler (por nombrar sólo tres)  es un acierto, por el componente perturbador y desconcertante de hallarnos ante un rostro inesperado pero certero, de alguien que en el último tramo de su carrera nos inquietó en varios films (recordemos, por ejemplo, “El Quimérico Inquilino”, de Polanski).



En definitiva, si “El resplandor” era una ruptura con lo anterior, una audaz y magistral incursión en terrenos no explorados, “Al final de la escalera” supone una apuesta mucho más clásica, que combina con acierto los elementos de los que se nutre para darnos también una excelente muestra de “película con casa de fantasmas”.



TO BE CONTINUED…

©José Luis Ordóñez (texto), octubre 2012


jueves, 25 de octubre de 2012

PELÍCULAS para HALLOWEEN (I)




Se acerca Halloween, esa fecha del calendario destinada a que disfrutemos con inquietantes películas de terror que produzcan zozobra en nuestro interior y nos aproximen al acantilado de la locura… al menos lo suficientemente cerca como para sentir un estremecedor vértigo que desemboque en esa sensación ancestral y apasionante que es el miedo. Y con la excusa de esta fiesta importada, que cada vez tiene una mayor presencia en nuestra cultura, es momento ahora de recordar brevemente grandiosas películas que ha dado el género a lo largo de los años.



EL RESPLANDOR (Stanley Kubrick, 1980)

Dos maestros unidos por una misma historia, creativamente irreconciliables pero brillantes ambos, uno en el cine y otro en la literatura, Stanley Kubrick y Stephen King unían fuerzas (es un decir, porque King siempre ha renegado de la visión del cineasta neoyorquino, molesto tal vez por el hecho de que le mantuviera al margen del guión y la producción de la película, con un resultado final alejado de lo que el de Maine había imaginado) para crear una de las más espectaculares y originales obras de terror, a lo que no es ajena una de las interpretaciones más histriónicas y sublimes de la historia del cine, porque hablar de “El Resplandor” es hablar de un Jack Nicholson desquiciado, pegándose cabezazos con las esquinas de la locura, abriéndolas y riéndose abiertamente ante ella, humillándola y empequeñeciéndola, dejando a la platea entre sorprendida y aterrada. Nicholson juega fuerte con el beneplácito de Kubrick y entre ambos consiguen la hazaña de crear algo nuevo, algo nunca visto antes en una pantalla de cine, y es ver a la propia locura electrificando un cuerpo humano, agitándolo y moviéndolo como nunca hemos presenciado, diciendo cosas tremebundas que al mismo tiempo están plagadas de un extraño y enfermizo humor negro, algo que nos retrotrae al Kubrick de los inicios, donde también dejaba pinceladas de ese humor oscuro en obras maestras como “Senderos de Gloria” o “Teléfono Rojo”.



Y pocas veces se ha visto el espectador tan vulnerable como en los pasillos del Overlook Hotel, siguiendo al pequeño Danny en su recorrido inocente por una laberíntica estructura (que después se repetirá en el jardín exterior), con ese encuentro con las gemelas que ya forma parte del imaginario terrorífico de varias generaciones. Finalmente, no olvidemos a Shelley Duvall, una actriz que sin duda ha quedado marcada por su rostro de horror, de angustia, de impotencia por la terrible soledad en la que se encuentra, si poder recurrir a nadie cuando los problemas empiezan a rasgar la integridad de la familia.



Así, con un estilo limpio, simétrico, cerebral, majestuoso e innovador que Kubrick  pone al servicio de un guión elaborado por él mismo y la escritora Diane Johnson —y que va de la libertad y serenidad que sugieren los planos aéreos iniciales a la opresión e inquietud cada vez más asfixiante conforme nos vamos aproximando al final—, se da una nueva dimensión al término de "película con casa de fantasmas", creando una de las más sobrecogedoras muestras de cine de género jamás realizadas (y, por cierto, todavía no sé si Nicholson da más miedo en el film o en las fotografías de rodaje).



TO BE CONTINUED…

©José Luis Ordóñez (texto), octubre 2012



jueves, 18 de octubre de 2012

SITGES 2012


Una vez concluida la edición del 45 Festival Internacional de Cinema Fantastic de Catalunya: SITGES 2012, es momento de escribir brevemente sobre algunas de las películas que hemos tenido ocasión de ver allí.



PIRANHA 3DD (2012, John Gulager)
Sin duda, la segunda mejor película de pirañas de los últimos tres años. Secuela de la magnífica, violenta y divertida Piraña 3D (2010, Alexandre Ajá), en esta ocasión repiten algunos de los personajes de la primera parte, como Christopher Lloyd y Ving Rhames, aunque sin duda el protagonismo se lo acaba llevando un David Hasselhoff haciendo de sí mismo, parodiando su papel en Los vigilantes de la playa, absorbiendo el desarrollo de la acción desde que aparece hasta el final. ¿Lo mejor? Su violencia desinhibida y llena de humor negro que se acrecienta conforme vamos llegando al final de la película.



COMPLIANCE (2012, Craig Zobel)
Esta historia nos lleva al microcosmos de un restaurante de comida rápida donde tiene lugar una insólita situación: la encargada recibe una llamada telefónica de la policía advirtiéndole de que una de sus empleadas ha cometido un robo, y le pide retenerla allí hasta que las fuerzas del orden lleguen al local. Desde esta premisa uno aún no alcanza a imaginar hasta dónde se atreve a llegar la película, y conveniente es esa precisión en letras enormes que ocupan la pantalla al principio del metraje donde se nos indica que “está basada en hechos reales”. Estupenda interpretación de la actriz principal.



THE CABIN IN THE WOODS (2011, Drew Goddard)
Para cualquiera que adore la saga de Sam Raimi “Evil Dead”, esta película es una joya. La aproximación que hacen Joss Whedon y Drew Goddard a la típica historia de la cabaña en el bosque a la que acuden unos jóvenes dispuestos a pasarlo bien (y que, como todos sabemos, terminarán pasándolo francamente mal para divertimento y delicia de todos los espectadores) juega a dar varias nuevas vueltas de tuerca que desvelar aquí sería un auténtico crimen. Decir que es una gozada, un peliculón con multitud de guiños cinéfilos  (uno, particularmente sorprendente pero a la vez lleno de sentido, es la referencia evidente a la obra maestra de Michael Haneke “Funny Games”), un espectáculo para disfrutar en pantalla grande, en un cine repleto de gente con devoción por el género. Una obra, en definitiva, para contemplar con una amplia sonrisa y que, además, contiene uno de los cameos más apoteósicos y espectaculares de la historia del cine… y que más vale desconocer para que no se estropee la fiesta que Whedon y Goddard cocinan con cariño y talento hacia el cine de este género.



ROBOT & FRANK (2012, Jack Schreier)
Deliciosa película que se desarrolla en un futuro cercano y que nos muestra la relación entre un anciano frágil de memoria, antiguo ladrón de guante blanco (magnífico y entrañable Frank Langella), y el robot encargado de aliviar su soledad y ayudarle en el día a día. Divertida y recomendable, con Susan Sarandon en un breve papel secundario.



SAFETY NOT GUARANTEED (2012, Colin Trevorrow)
Una de las películas más atractivas desde su concepto inicial: un anuncio en el periódico solicita un acompañante para viajar en el tiempo y, como ya se anuncia desde el mismo título, la seguridad no está garantizada. Esta excusa de dimensión temporal nos lleva a conocer a adultos que no desean abandonar la juventud y jóvenes que aún no conocen su lugar en el mundo, todo contado de manera certera y amable, haciendo que el humor respire con naturalidad a lo largo de una de las mejores películas que se han proyectado este año en el festival: por su planteamiento, eficacia, sencillez y un antológico final que arrancó aplausos en las sesiones donde se exhibió.



THE TALL MAN (2012, Pascal Laugier)
Obra maestra. Pues sí. Aunque sólo sea por el irreverente y subversivo mensaje que anida en la película y que atenta contra la una de las sagradas instituciones de la sociedad contemporánea (la familia, que diría don Vito Corleone); aunque sólo sea por ofrecernos la que es, sin duda, la mejor interpretación de Jessica Biel hasta el momento, que aquí demuestra y confirma ser una magnífica actriz; y aunque sólo sea por venerar la obra de Pascal Laugier, autor de la magistral Martyrs (no estrenada ni editada en DVD por estos lares, por cierto), aquí en un registro muy alejado, del que quizás algunos puedan acusarle de haberse plegado a un cine más estándar y comercial, pero donde demuestra todo el talento cinematográfico que atesora en, por ejemplo, ese estupendo arranque de la película, donde el personaje de Jessica Biel intenta hacer que regrese a la vida un recién nacido que parece muerto, todo contemplado por el espectador a través de un poético travelling hacia el cristal de la puerta donde distinguimos borrosa la silueta de ella. Oscura y potente película.



GRABBERS (2012, Jon Wright)
Magnífica. Contiene ese añorado tono lúdico que nos remite a la mágica década de los 80, por su inteligente mezcla de humor y terror con bichos.



WRONG (2012, Quentin Dupieux)
Desconcertante. Inteligente. Original. Social. Crítica. Absurda. Imprescindible. Magistral.



ANTIVIRAL (2012, Brandon Cronenberg)
No hace falta hacer una prueba de ADN: Brandon Cronenberg tiene las mismas taras y es igual de enfermizo que su padre, David Cronenberg. Esto queda bien demostrado a lo largo de Antiviral, su primera película, que, con ritmo pausado, sigue las obsesiones de una sociedad futura no demasiado alejada del momento que nos ocupa.

©José Luis Ordóñez (texto), octubre 2012